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Propuesta de Niemeyer a Valparaíso
marzo 19, 2008

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 No, no es un ovni aterrizando entre los cerros y quebradas del Puerto de Valparaíso, es la nueva propuesta que pretende donar el arquitecto Oscar Niemeyer para el nuevo centro cultural y teatro que reemplazará el actual edificio de la ex-carcel.
Niemeyer es un hombre de recorrida trayectoria e innegable talento, según dice su amistad de antaño con Pablo Neruda y Salvador Allende lo incentivaron a realizar este proyecto. El problema es que Niemeyer nunca habia visitado Valparaíso al momento de concebir la propuesta definitiva, él es de nacionalidad brasilera y si bien cuenta con un extenso y prestigioso curriculum, personalmente siento que su producto no es un acierto estético en el contexto de Valparaíso, y veo con nostalgia lo cerca que estamos de aprobar este proyecto, considerando que Valparaíso tiene un recorrido cultural tan vasto y marcado, que es una pena ver que un arquitecto extranjero pueda valerse de su prestigio para cometer tal atentado en nuestra ciudad. No es por ser estupidamente nacionalista o localista, ni mucho menos cegarme y negarme al progreso, pero creo que para realizar una obra de tal magnitud en el peculiar Valparaíso se debe haber vivido la experiencia de subir y bajar sus escalas, de sentir la amargura dulce de sus inviernos y haber sentido en tu cara la brisa de septiembre por las tardes, de lo contrario, el trabajo no consiste solo en lograr un edificio con una correcta y apropiada disposición del espacio, no consiste tampoco en disminuir costos, sino que implica convertirse por un momento en un habitante del viejo puerto, poder sentir que esos laberintos son propios sin necesariamente haber nacido ahí, en resumen, es una tarea casi imposible, que consta de un ejercicio del alma y del intelecto, y no solo de la tecnica y el raciocinio, creo que a este buen hombre le resta por ahora el ejercicio del alma para proyectar en Valparaíso, visitarlo y vivirlo por algún tiempo, olerlo, palparlo, oírlo.
Quiera Alá, o el profeta Smith, o John Lennon, que este proyecto no se concrete, y no nos veamos en Valparaíso con otra maqueta gigante como la del congreso nacional.

«Mis primeros recuerdos van ligados a la casa del cerro Placeres con su Hibiscus de flores rojas, su parrón y su inmenso laurel que se remecía con el viento sur que sopla en Valparaíso por las tardes. Aquella ciudad con sus patios y sus casas fantasmales se me metió en el alma y nunca pude desprenderme de su hechizo, ni si quiera cuando decidí abandonarla. Esas calles estrechas y solariegas que me aparecían en sueños y me perseguían con sus plazas, casas viejas y escaleras interminables. No logré nunca escabullirme de sus telarañas y seguí atrapado en esa suerte de magia irreal que tienen los ascensores y balcones del viejo puerto de Valparaíso.»

Manuel Peña Muñoz «Valparaiso, la ciudad de mis fantasmas»

Somos Valparaíso, no tenemos que parecer otra cosa, siento yo.