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Borde costero de Valparaíso
septiembre 29, 2008

Mientras estaba en la reunión del consejo municipal en que se determinaría la aprobación o desaprobación del aumento en la altura de los edificios del proyecto de Mall Plaza, pensaba que tal vez Cornejo no era tan mal intencionado y que simplemente estaba siendo un títere más de la influencia de los privados, que se traduce en irrelevantes y turbias inyecciones de recursos para la Municipalidad, perdón, la «Ilustre Municipalidad». Luego pensé que en realidad era un ignorante (sin tono despectivo), y no es un pecado ser ignorante en el tema histórico, patrimonial e identitario, solo se transforma en pecado y delito cuando se es ignorante, y más encima se es administrador de una ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad. De ahí derivé a la polémica que ha generado el proyecto que exigiría a los alcaldes un poco más que tercero básico rendido. Es obvio que para tomar decisiones que afectan el futuro de una ciudad hay que tener un criterio muy bien formado y conocimientos profundos sobre el lugar que se les ha designado por las mismas personas. Ahora bien, que sucede en este caso cuando nuestro alcalde ostenta titulos de abogado y licenciado en ciencias jurídicas?, gran dilema se produce al darnos cuenta que no necesariamente un título universitario permite a un alcalde tener conciencia identitaria y saber adaptar el progreso a la realidad de su ciudad. Por otro lado, no quiero ser mal pensado y suponer que el Alcalde solo lo hace porque recibió algunos insentivos a cambio.
Pero pongamonos en el caso que Aldo Cornejo está apoyando el proyecto de buena fé, Mall Plaza afirma que este proyecto será un impulso a la economía porteña. Yo me pregunto: Qué pasará con todo el comercio tradicional de Valparaíso?, con los pequeños negocios de Yungay, Chacabuco, Pedro Montt, Victoria e Independencia?, qué pasará con las ventas del Mercado Cardonal?, se estará creando empleos para unos cuantos, mientras se deja sin empleo a otros muchos, si se habla de potenciar a Valparaíso, por qué no se potencia lo tradicional de Valparaíso en pos del progreso?. Tienen una idea muy errada de progreso, tienen esa idea de progreso que les ha impuesto la empresa privada, un modelo norteamericano que no corresponde a lo que somos como ciudad, estas personas vienen con su proyecto enmaquetado y lo dejan caer sobre VALPARAÍSO, todo esto acompañado de una manipulación mediatica para confundir a los habitantes del puerto, todas las personas que ignoran lo que realmente pasa, y que se ven encandiladas por un «mall». Lamentablemente hay situaciones que solo se advierten con estudios profundos en el tema, estudios que el grueso de los habitantes de Valparaíso desconocen o no están capacitados para realizar, y es en esto en donde se afirma la empresa Mall Plaza para vender su proyecto pintado totalmente de colores, ya manipularon a algunas juntas vecinales, que son engañados desvergonzadamente por el poder político que a la vez está consumido por el poder económico de la empresa privada y aquellos beneficiarios directos del proyecto, que serán solo algúnos, menos Valparaíso y sus habitantes.
Solo hay que recordar lo que sucedió en el sector del Pasaje Quillota, en donde se dispuso una especie de mini mall, en perjuicio de negocios que tenían toda una historia y tradición, sin más se arrazó con todo para ubicar estos cajones de cemento. Se dejó a toda una cuadra de miniempresarios sin su sustento, y se perjudicó las ventas de aquellos que no supieron reinventarse para sobrevivir.
Como excusa a esto, se afirma que se crearon plazas de empleos, pero la mayoría de los empleos que se crearon van en total perjuicio de los trabajadores, en estas multitiendas gran parte de los trabajadores laboran con sueldos inferior al mínimo en donde solo se completan con las comisiones, es decir, se perjudicó la opción de emprendimiento que tenían decenas de familias, solo por el beneficio económico de algunas empresas poderosas que llegaron con la excusa de «generar empleos», POR FAVOR es el momento de abrir los ojos y de no ser tan ilusos, el negocio aquñi es solo de ellos y para ellos.

Lo segundo que utilizan como argumento es fomentar el turismo. De qué estamos hablando?, el 90% de los turistas que visitan Valparaíso lo hacen porque quieren mirar el mar, visitar construcciones de principios de Siglo, pasear en ascensor, en trolebus, subir y bajar sus cerros, empaparse de las costumbres típicas de la ciudad, apreciarla en su esplendor. Es claro que el francés que llega a Valparaíso no viene por un mall de categoría internacional o por un centro cultural con forma de platillo volador. Solo hay que observar lo que se ha hecho en ciudades europeas como Lisboa, en donde el progreso siempre es abordado desde una perspectiva local, allí unos de los medios de transporte más utilizado son los tranvías, y el turista llega a apreciar eso, por qué en Chile el progreso tiene una morfología tan agringada?, ya basta de eso, hay que asumirse como país y sobretodo como ciudad, tenemos riquezas únicas y el turista viene a verlas y a vivirlas, que no nos vengan con potenciar el turismo con un mall. El borde costero tiene cualidades únicas, se podría aprovechar de miles de formas, menos en la que se hará. Si se trata de recuperarlo entonces recuperemoslo para el habitante, no para el beneficio económicos de aquellos que ya nadan en dinero.

Todo esto perjudica directamente la identidad de Ciudad, y encierra al Puerto que es históricamente la principal fuente de ingresos de la ciudad, impidiendole la posible expansión hacia el sureste.

Porteños no sigamos aprobando iniciativas de descriteriados inescrupulosos y avaros. Cada día hacemos más daño a Valparaíso, acciones de las que nos arrepentiremos en 20 años más, cuando Valparaíso no sea más que «UNA CIUDAD MÁS», sin distinguirse de Viña, La Serena, Santiago o cualquier otra ciudad de Chile. Cada ciudad es única y por ende debe progresar en caminos diferentes, siempre mirando hacia su pasado, para poder labrar el futuro.

Saquemos la voz.

Eduardo LeBlanc Oyarce.

Valparaíso.

Propuesta de Niemeyer a Valparaíso
marzo 19, 2008

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 No, no es un ovni aterrizando entre los cerros y quebradas del Puerto de Valparaíso, es la nueva propuesta que pretende donar el arquitecto Oscar Niemeyer para el nuevo centro cultural y teatro que reemplazará el actual edificio de la ex-carcel.
Niemeyer es un hombre de recorrida trayectoria e innegable talento, según dice su amistad de antaño con Pablo Neruda y Salvador Allende lo incentivaron a realizar este proyecto. El problema es que Niemeyer nunca habia visitado Valparaíso al momento de concebir la propuesta definitiva, él es de nacionalidad brasilera y si bien cuenta con un extenso y prestigioso curriculum, personalmente siento que su producto no es un acierto estético en el contexto de Valparaíso, y veo con nostalgia lo cerca que estamos de aprobar este proyecto, considerando que Valparaíso tiene un recorrido cultural tan vasto y marcado, que es una pena ver que un arquitecto extranjero pueda valerse de su prestigio para cometer tal atentado en nuestra ciudad. No es por ser estupidamente nacionalista o localista, ni mucho menos cegarme y negarme al progreso, pero creo que para realizar una obra de tal magnitud en el peculiar Valparaíso se debe haber vivido la experiencia de subir y bajar sus escalas, de sentir la amargura dulce de sus inviernos y haber sentido en tu cara la brisa de septiembre por las tardes, de lo contrario, el trabajo no consiste solo en lograr un edificio con una correcta y apropiada disposición del espacio, no consiste tampoco en disminuir costos, sino que implica convertirse por un momento en un habitante del viejo puerto, poder sentir que esos laberintos son propios sin necesariamente haber nacido ahí, en resumen, es una tarea casi imposible, que consta de un ejercicio del alma y del intelecto, y no solo de la tecnica y el raciocinio, creo que a este buen hombre le resta por ahora el ejercicio del alma para proyectar en Valparaíso, visitarlo y vivirlo por algún tiempo, olerlo, palparlo, oírlo.
Quiera Alá, o el profeta Smith, o John Lennon, que este proyecto no se concrete, y no nos veamos en Valparaíso con otra maqueta gigante como la del congreso nacional.

«Mis primeros recuerdos van ligados a la casa del cerro Placeres con su Hibiscus de flores rojas, su parrón y su inmenso laurel que se remecía con el viento sur que sopla en Valparaíso por las tardes. Aquella ciudad con sus patios y sus casas fantasmales se me metió en el alma y nunca pude desprenderme de su hechizo, ni si quiera cuando decidí abandonarla. Esas calles estrechas y solariegas que me aparecían en sueños y me perseguían con sus plazas, casas viejas y escaleras interminables. No logré nunca escabullirme de sus telarañas y seguí atrapado en esa suerte de magia irreal que tienen los ascensores y balcones del viejo puerto de Valparaíso.»

Manuel Peña Muñoz «Valparaiso, la ciudad de mis fantasmas»

Somos Valparaíso, no tenemos que parecer otra cosa, siento yo.

Oír
diciembre 11, 2007

Se dice que cuando un sonido nos ataca durante un largo período, este sonido pasa a ser imperceptible, o al menos pasa a ser parte del contexto natural.
Recuerdo cuando me cambié de casa hace unos 4 años, después de vivir toda mi vida fuera del alcance de esos ruídos de automóviles, creo que fué cuando aprendí a odiar a Lipigas y a todas esas empresas que terminan o empiezan con «Gas», y también fué cuando empecé a envidiar esos barrios unificados cercados por rejas de acero y portones mecánicos de la parte poniente de Viña del Mar y Reñaca, donde los camiones pasan tocando una canción de cuna por la mañana y una de Six Pack por la tarde.
Uno no sabe qué pensar ni esperar cuando se dá cuenta de estas cosas, por ejemplo, qué pasaría si desde hace 11 millones de años que está sonando una canción en el aire?…que se repite una y otra vez, tantas veces que ya no la escuchamos ni la bailamos, hoy pensaba que cuando recién nacemos podemos escuchar esa canción, y mientras somos niños la bailamos, y nos alegra los días, nos despierta aumentando un poco su sonido y nos hace dormir cuando se pone más calma, pero a medida que vamos creciendo se va volviendo imperceptible y ya no  nos hace bailar, yo propongo que nos concentremos para que volvamos a escucharla, solo espero que no nos encontremos con una canción de Peter Rock o de los Huasos Trincheros.